El propósito de este proyecto es conseguir un modo en el que la parte del suelo de la entrada no quede cubierto de palomina (nombre técnico para los excrementos de paloma), sin llegar a quitar la barra.

Lo principal es saber si la palomina puede aprovecharse de una manera beneficiosa para nosotros. Convendría saber si tiene propiedades curativas (de algún modo) para hacer productos de belleza como cremas o sérums, pero lo cierto es, que tras investigar un poco, uno puede darse cuenta de que esta es una sustancia terriblemente tóxica.

Esto es debido a la alimentación de las palomas como seres urbanos, la cual normalmente consiste en residuos, desechos y la basura que se deja en las calles. Por ello, la palomina ha sido demostrada en ser una de las primeras causas de la contaminación de las ciudades, además de un transmisor de enfermedades infecciosas graves, como la criptococosis o la salmonelosis.

En resumen: si no se puede ni matar a las palomas, ni aprovecharse de ellas, ¿Cómo podríamos deshacernos de ellas?
La respuesta es simple: espantándolas. A su vez, tiene que ser un método que tenga cierto punto estético, ya que somos una escuela de diseño. La mezcla perfecta hecha resultado es la siguiente: pájaros reflectantes.

Consistiría en colocar cinco o seis unidades de estos metales colgando de la barra, de tal manera que alejen a las palomas de dos maneras: quitándoles espacio en el que apoyarse y produciéndoles un fuerte rechazo visual, ya que está demostrado que estos seres son terriblemente sensibles a estos objetos.

Para nosotros, el sonido no supondría ningún problema, ya que al estar colocados a distancia entre ellos, no emitirían ruido. Además, son objetos totalmente aptos para nuestra vista y añaden cierto punto estético a la fachada del edificio, son productos muy económicos y pueden compararse en cualquier tienda de bricolaje, o incluso ser creados rápidamente en el taller de la propia universidad.
PALOMAS